Friday, May 22, 2009

Interdisciplinariedad

Es cuando se encuentran dos buscavidas y se ponen a romper un paradigma.


Del diccionario personal de Pablo Arango

Tuesday, April 28, 2009

Anoche me acechaba un objetivo

Gracias Mónica, este libro me lo regalaron el año pasado y este cuento me hizo reir muchísimo. 
Luis Miguel Rivas Granada (Cartago, Valle, 1969), comunicador social, docente, escritor y realizador audiovisual. Tanto en sus textos como en sus videos Luis Miguel realza el poder de la palabra y demuestra su capacidad para tender puentes en los abismos de la soledad. Recrea el ambiente social de la Medellín de las últimas dos décadas con historias comunes de la gente que no es famosa ni vive grandes aventuras. Historias que destacan los conflictos, las dudas, los miedos y los sentimientos de personajes sencillos. Como escritor, aunque hasta ahora permaneció prácticamente inédito, sus relatos han servido para inspirar los guiones de diferentes producciones audiovisuales y ha recibido las siguientes distinciones: Segundo Puesto Concurso Nacional de Cuento Carlos Castro Saavedra (1996), Mención Concurso Nacional de Cuento Ciudad de Barrancabermeja (1997), Mención Concurso Nacional de Cuento de Navidad (Bogotá, 1997) y Primer Puesto Concurso Nacional de Cuento Universidad Autónoma Latinoamericana (2007). Entre sus cortometrajes se destacan “Bumerán - Todo es mientras tanto” (1999), “Cubo por armar” (2003), “Sin filo” (2003) y “Qué amigos los tuyos” (2005).

Anoche me acechaba un objetivo

Desde que ingresé a la nómina de la COCOCOCO (Corporación para la Coordinación de Comités de trabajo Comunitario en las Comunas) mi vida ha sido una constante entrega, generalmente a costa de mi propio tiempo, que lo diga mi mujer, a la causa de los más pobres. El espíritu filantrópico que palpitaba en mí desde niño encontró la posibilidad de realizarse cuando fui nombrado funcionario de la COCO, como abreviadamente y con cariño nos referimos mis compañeros y yo a nuestra entidad.

Mi escritorio está lleno de documentos. Algunos los ha escrito gente muy inteligente que escribe sobre los pobres y que yo leo muy admirado. Otros los he escrito yo después de haber leído los que son escritos por esas personas inteligentes que yo tanto admiro. Me pagan muy bien para que todos los días escriba muchas hojas que después separo por montoncitos. Al completar cada montoncito le escribo una portada y le pongo un clip. Cada uno de esos montoncitos así organizados se llama Un Proyecto.

Todas las mañanas llego a mi oficina a las ocho en punto, sirvo un tinto y me clavo en el escritorio a machacar objetivos generales y específicos. Para que el lector lego en estos asuntos se haga una idea de lo que es un objetivo pasaré a dar un ejemplo:

Objetivo General
Elaborar un diagnóstico que dé cuenta de los ítems que configuran el contexto social dentro del cual se inscribe la problemática específica de las comunidades involucradas en las dinámicas transaccionales de la cultura popular.

Pues bien, eso es lo que yo escribo todos los días desde las ocho de la mañana hasta las seis, siete, ocho, nueve o diez de la noche. Pero no sólo eso escribo. También redacto Justificaciones, que son cosas parecidas a un objetivo, pero mucho más largas, con un estilo más coloquial y un toque más publicitario. Y Marcos Teóricos, que son parecidos a las Justificaciones pero mucho más largos y con frases encerradas entre comillas que yo saco de los documentos escritos por esas personas inteligentes que admiro tanto. Pero de todos modos los más absorbentes son los Objetivos. Me he pasado un día completo buscando la palabra precisa para empezar a darle vida a uno de ellos. Empiezo escribiendo “fomentar” y luego lo cambio por “promover”, tacho y anoto “motivar”, aplico el corrector del frasquito blanco y pongo encima “estimular” y después borro y pongo otra y otra y otra palabra terminada en “ar”, “er” o “ir”, hasta que me recorro todo el Pequeño Larousse y termino llorando recostado sobre el escritorio y compruebo lo doloroso que es trabajar por la construcción de un país mejor.
Anoche, después de abandonar la oficina a las diez de la noche, llegué a mi casa con una gran preocupación porque a esas alturas debía tener listos cinco montoncitos con su portada y su clip, y sólo había podido terminar tres. Mi mujer, que a veces se cansa de no verme en casa, me dijo, poniéndose un poco roja y tirando al suelo las boletas que tenía reservadas para el concierto de la Orquesta Sinfónica, que estaba bien que llegara tarde, pero que encima de eso llegara haciendo malacara y sin hablarle ni a los hijos, ya era el colmo.

—En el contexto —le contesté— de nuestra relación, querida, habíamos preestablecido desde el principio unos espacios de autonomía relativa. Fue una decisión producto del consenso, socializamos nuestros respectivos puntos de vista y definimos, dejando de lado presupuestos machistas, feministas o de cualquier tipo de dominación, que cada uno contaría con su segmento de libertad. Además —seguí diciéndole mientras la miraba con ternura— tu reacción beligerante, intolerante, ante el conflicto, cierra las posibilidades del diálogo y la negociación.

Luego rematé diciendo: “Por eso este país está como está” y con la mirada al frente me dirigí directamente a nuestra cama matrimonial, donde caí como una piedra. Soñé que andaba por una calle oscura en una noche lluviosa. Caminaba preocupado, tenso, pero no sabía por qué. De pronto al voltear una esquina apareció una figura pesada y oscura, con las manos puestas en jarra y mirándome fijamente con gesto de reproche. No tuve que hacer esfuerzos para reconocerlo: Era un Objetivo General. El pánico se apoderó de mí y antes de emprender carrera alcancé a oír que me decía: “Me planteaste mal”. Tenía piernas largas y mucha más agilidad que yo. Crucé calles y avenidas con toda la velocidad de mis piernas enclenques y el Objetivo General cada vez estaba más cerca de mi espalda.

De pronto, al entrar en un callejón estrecho vi un nicho en la pared y allí me refugié. El Objetivo General pasó de largo y cuando lo vi perderse al final de la calle respiré profundo y salí del escondite. Pero, ¡destino cruel!, una vez afuera el Objetivo General volvió a aparecer, esta vez acompañado por una horda de seres enjutos y con voces chillonas. Era un batallón de Objetivos Específicos. La jauría me persiguió por toda la ciudad. Recuerdo que pasé por mi oficina, por mi apartamento, por el club, por la casa de mi mamá y en todos los lugares los Objetivos Generales y Específicos me acosaban y me obligaban a seguir corriendo. Al final de la noche decidí rendirme y caí exhausto en una acera de la Avenida Oriental. Los Objetivos General y Específicos formaron a mi alrededor un círculo que se iba estrechando cada segundo.

Cuando empezaba a ahogarme mi mujer me despertó. Desayuné sin decir una sola palabra. Estaba cansado y temeroso por el complot de los Objetivos. Afortunadamente mi mujer y mis hijos respetaron mi espacio de autonomía relativa y no me preguntaron nada. Como todos los días, después de desayunar bajé al garaje y me dispuse a encender el carro para calentar motores mientras mi hija Clemencia se cepillaba los dientes. Al darle switche el carro no encendió. Tuve que hacer por lo menos cinco intentos hasta que el motor por fin se puso en marcha. Esto nunca me había sucedido y el sueño de la noche anterior volvió a mi cabeza. Dejé a Clemencia en el colegio y continué mi ruta cotidiana hasta la oficina.

Más adelante, en el semáforo de la Oriental con La Playa, le subí volumen a la música. Estaban tocando una canción alegre y con ritmo juguetón. Recosté la cabeza en el espaldar, tamborileé con los dedos sobre la cabrilla y me puse a mirar a los peatones que cruzaban la calle frente a mí. Muchos de ellos eran pobres que se dirigían a sus quehaceres diarios. Mientras oía la música y veía pasar frente al parabrisas esos rostros de mi tierra tuve un acceso de ternura. Estaba contemplando esas caras sufridas que eran la razón de mi vida, cuando lo vi. Era él. Caminaba entre un grupo de personas apresuradas. Volteó la cabeza y me miró de frente. Me estremecí. Pensé que podría ser una alucinación mía, pero en una segunda mirada comprobé que no podía haber duda: era un Objetivo General. Tenía ese mismo aspecto rígido y prepotente que tienen los Objetivos Generales, la misma mirada de ambición insensata, el mismo optimismo dictatorial.

Cuando el semáforo cambió empujé la palanca bruscamente produciendo un desagradable traquido en la caja de cambios. Arranqué a toda velocidad y llegué a mi oficina. No saludé a nadie y fui directamente a mi escritorio. Antes de empezar mi labor del día y acabar con los montoncitos que tenía retrasados di una última mirada por la ventana. Abajo, de un bus recién estacionado vi bajar varios, muchos seres pequeños sin identidad, que sólo parecían existir como parte del grupo. Me volví a estremecer. Corrí el vidrio y saque la cabeza para ver mejor. Tampoco había duda: todos tenían el mismo caminado tímido, la actitud apocada y el aspecto de vieja cositera de los Objetivos Específicos. Se dirigían a la entrada de mi edificio con sus pasitos cortos y constantes. Entonces cerré la ventana y corrí a mi escritorio. Era evidente: el mundo empezaba a ser invadido por los Objetivos Generales y Específicos. Decidí resistir acabando por lo menos con los que estaban a mi alcance. Rompí todos los montoncitos con clip y portada archivados en mis cajones y los que reposaban sobre mi escritorio. Rasgué todas las hojas con información de la COCOCOCO. Al terminar la operación pensé que una invasión de tal magnitud no incluiría solamente a lo Objetivos. Sabía que si volvía a mirar por la ventana seguramente me encontraría con la presencia de un paquidérmico Marco Teórico y que tras las montañas, en pocas horas, empezarían a aparecer batallones de Presupuestos, Cronogramas, Justificaciones... Sabía que la cosa era seria y que hoy en la tarde o mañana en la mañana podría aparecer sobrevolando el cielo de nuestra ciudad un Diagnóstico Comunitario y luego otro y otro más hasta conformar un escuadrón dispuesto a bombardearnos.

Entonces dejé mi escritorio y me dirigí al ascensor pasando frente a mis compañeros que permanecían sentados sobre sus escritorios, ignorantes del peligro que corríamos los trabajadores comunitarios y también ignorantes de la heroica acción que iba yo a ejecutar, ya no en pro de los pobres directamente sino a favor, cosa todavía más importante, de quienes trabajaban para que los pobres dejaran de ser pobres. Tomé el ascensor y subí seis pisos pensando que quizá por el otro ascensor en ese mismo momento estaban subiendo los Objetivos Específicos. Me bajé en el piso dieciocho y fui directamente a la base de sistemas de nuestra Corporación. Borré palabra por palabra cada Objetivo, cada Justificación, cada Cronograma, cada Marco Teórico que aparecía registrado en la memoria y para cerciorarme borré todos y cada uno de los verbos que aparecían registrados con sus terminaciones “ar”, “er” o “ir”. Terminada mi misión, supuse que a esas alturas los Objetivos ya se habrían tomado la oficina. Entonces decidí quedarme aquí en el piso dieciocho. Me senté frente a una pantalla y empecé a digitar rápidamente estas palabras para que quede constancia de que una vez más un hombre ha sucumbido como mártir, luego de entregar su vida completa a la lucha por los más necesitados.

Fuente:
Rivas, Luis Miguel. Los amigos míos se viven muriendo (y otros relatos), Fondo Editorial Universidad Eafit, Medellín, abril de 2007.

Monday, April 27, 2009

La moda en la posmodernidad. Deconstrucción del fenómeno fashion

Uno de los mejores profesores que tuve en la universidad, Luis Antonio Restrepo, nos dijo una vez en clase, escriban claro, escriban tan claro que hasta el portero del edificio les entienda, creo que a quienes escriben lo que publicamos en este blog nunca les dijeron eso, es más, les dijeron, escriban tan tan enredado que ni ustedes mismos puedan entenderse, he ahí el éxito en las disciplinas sociales: la absoluta no comprensión de lo que se dice o escribe, el uso exagerado de palabras esdrújulas y de neologismos o palabras inventadas y la utilización de los guiones; si puede decirse en dos frases bien puede decirse en 20 o 50, háganlo. Lo que sigue son unos pedacitos que saqué del artículo que lleva el nombre de la entrada. 
Por Adolfo Vásquez Rocca (*)
"La moda ha pasado a formar parte de las preocupaciones políticas asociadas a la democratización. La idea de que las sociedades contemporáneas se organizan bajo la ley de la renovación imperativa, de la caducidad orquestada, de la imagen, del reclamo espectacular y de la diferenciación marginal fue desarrollada –principalmente– en Francia por autores situacionistas como Debord y los teóricos más atentos a los fenómenos de la modernidad tardía, los así llamados profetas de la postmodernidad, a saber Lipovetsky y Braudrillard."
"Como se ve, al igual que el arte, la moda sigue las leyes del progreso técnico y se hace autónoma respecto a la belleza. Para el caso del vestir, por ejemplo, comprobamos en la actualidad la autonomía del vestido respecto al cuerpo –el caso tan conocido del tallaje– y respecto del diseño e incluso respecto del vestir mismo: las últimas tendencias consisten justamente en deconstruir el vestido."
"En las fiestas de máscaras, también especie de ceremonias rituales vigentes aún en las sociedades contemporáneas, las personas parecen haber elegido cuidadosamente su disfraz y esa noche aunque sólo sea mientras dura la fiesta, serán aquello que siempre han querido ser. Se han librado de su disfraz cotidiano –del aspecto habitual que llevan al trabajo todos los días– y han decidido adoptar un aire seductor o trasgresor. El estado final de la metamorfosis es el personaje. Los simulados "punks" se han metamorfoseado en auténticos transgresores porque a su careta (personaje) le están permitidos todos los excesos que a ellos les están vetados. Una forma atávica y ritual de liberarse de los miedos e inhibiciones. Un espectador distanciado tendría una curiosa sensación: la de que todo esto bien podría tratarse de una reunión en un local de moda: una pasarela. Aunque desde una óptica más antropológica, en las fiestas de máscaras podríamos encontrar también –siguiendo nuestra híbrida categoría del "primitivo moderno"– resonancias tribales. La metamorfosis ha sido desde siempre una de las obsesiones recurrentes del ser humano y a menudo representa, de forma patente y brutal, el deseo implícito de subvertir lo establecido. Asociado a ella se puede adivinar el engaño, la apariencia, en otras palabras el disfraz."
"Las sociedades se debaten entre la lógica inmutable de la tradición, el agitado juego de la frivolidad, el cambio y el exceso de las fantasías individuales. El gusto por la novedad, el deseo de distinción y la rivalidad de grupos son, sin duda, una manifestación de discontinuidad histórica; son acciones rupturitas [quiero creer que esto es un typo y que este señor quiso decir acciones ruptura]. A los conservadores les asusta la descalificación del pasado: 'no hay moda sin el prestigio y superioridad asociados a los nuevos modelos, a los objetos de culto y, por lo tanto, sin un claro menosprecio por lo antiguo'**, por lo pasado."

Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Postgrado en Estética en la Universidad Complutense de Madrid.
**LIPOVETSKY, Gilles, El imperio de lo efímero, Ed. Anagrama, 1990, p. 27

Thursday, April 2, 2009

generador posmodernista

Ya lo entendí todo, lo único que se necesita es saber inglés y hacer una buena traducción de los textos. Cada vez que se visita esta página se pueden encontrar textos generados automáticamente que pueden engañar a cualquier profesor de nuestras amadas facultades de artes y humanidades, porque sabemos que los profesores de universidades públicas hace años no se leen un libro, ya todo lo olvidaron: todo es nuevo. 

Para la muestra un botón: 

Si uno examina el libertarismo textual, se encuentra con una dicotomía: por un lado, rechazar la teoría de la neodialéctica textual y, por otro, concluir que la narrativa sirve para atrincherar las percepciones del arte arcaicas o colonialistas, pero sólo si la realidad es intercambiable con la conciencia; de otra manera, la tarea del poeta es comentario social. Puede decirse que la economía, y eventualmente el absurdo, de la construcción intrínseca de la postdialéctica en el libro de Gaiman Muerte: El alto costo de vivir es también evidente en Los Libros de Magia. 
"La identidad sexual es parte de la dialéctica de la narrativa", dice Lacan. Baudrillar sugiere el uso de la teoría textual neodialéctica para atacar la jerarquía. Sin embargo, en Muerte: El alto costo de vivir, Gaiman reitera el discurso cultural, en Los Libros de Magia, sin embargo, niega el libertarianismo sexual. [sigue]

Al que le funcione, le pido por favor que nos cuente. 
Tambien hay generador de textos científicos, algunos de los papers sacados de ahí han sido aceptados en congresos. Tambien les pongo el link de un texto que escribió un profesor de física de la Universidad de New York, sin significado alguno y fue aceptado para ser publicado en una revista de humanidades, social text, está en inglés. 

La dimensión ambiental en el reencantamiento del mundo de los valores sociales

El texto que presentamos hace parte de un texto mucho más largo (La dimensión ambiental en el reencantamiento del mundo de los valores sociales: una perspectiva fenomenológica) de Ana Patricia Noguera de Echeverri, profesora titular de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales e investigadora del Instituto de Estudios Ambientales de la misma universidad. 
Sólo he leído dos textos de la señora en mención y en cada párrafo o se habla de sí misma o cita a alguien más. Le encantan los guiones y que las palabras tengan sonoridad, casi casi como una cancioncita, como verán al final de las citas. 

"La esquizofrenia cultural de occidente, como la llama Augusto Angel (2001) percibida por Freud y expresada en los problemas ambientales producidos por el mal del siglo XX: la irracionalidad, que bien intuye y desarrolla Ricoeur (1985), se ubica, desde la dimensión ambiental, no por fuera de la racionalidad sino en su interior. La razón moderna es la expresión más genuina del culmen de la escisión de occidente. Ella contiene en su interior la dualéctica (no la dialéctica) [me impresionsó encontrar esa palabra, la busqué en google y sólo aparecen tres resultados, y me late que fueron equivocaciones de quienes escribieron, si se fijan la "u" y la "i" están pegaditas] entre lo racional y lo irracional. Su lógica permite que el centro no sea la convergencia, el encuentro, menos aún, el diálogo o la mímesis entre sujeto y objeto, sino la oposición, la diatriba o la subsunción de uno en otro.
Esta esquizofrenia como predominio de una relación de poder sobre otra que podríamos llamar de “cuidado”, o, mejor aún, sobre otra que podríamos llamar también desde la filosofía ambiental, de disolución de los discursos de poder de la subjetividad y de la objetividad, ha tenido una fuerte presencia en todos los ámbitos del mundo de la vida moderno. Dentro de dicha esquizofrenia, no es posible el cuerpo como texto - textura, contexto y contextualidad que a su vez es tejido por los textos, textualidades y contextualidades del mundo-de-la-vida. [tra la lá]"

Tuesday, March 31, 2009

Universidad de Caldas: Plan de Desarrollo 2009-20018 (“Para el desarrollo de la región y el avance de la ciencia y la cultura”). Parte I

“Como consecuencia de las enormes presiones que sobre ella se ciernen, la idea misma de universidad, como la hemos conocido, ha sido puesta en cuestión y, para muchos, ha perdido vigencia, habida cuenta de los grandes procesos de diversificación, segmentación y diferenciación que se han venido dando en el seno de esta institución que, como lo afirma Boaventura de Souza Santos, está enfrentada hoy a profundas contradicciones que se hacen manifiestas en las crisis que padece de hegemonía –por la incapacidad de desempeñar cabalmente sus funciones contradictorias–, de legitimidad –por la carencia de objetivos colectivamente asumidos– y de institucionalidad –porque su especificidad organizativa es puesta en tela de juicio y se pretende imponerle modelos organizativos vigentes en otras instituciones consideradas más eficientes”. (Página 24).

Para quienes no conocen los intríngulis de la dialéctica hegeliana, desempeñar a cabalidad funciones contradictorias es como lavar los platos y luego ensuciarlos sin motivo aparente.